Día Internacional de los Archivos 2020: El caso de Alfonso Fernández de Vargas (Burguillos del Cerro, Badajoz)
De cómo el hallazgo de un documento gráfico en un archivo cerró un círculo abierto 10 años antes:
El trabajo desarrollado, tanto en torno a la gestión del patrimonio,
como en torno a la ilustración histórica de carácter científico o
divulgativo está marcada por la consulta o generación de documentación
de archivo. Para cualquier trabajo de esta índole es fundamental la
consulta de abundantes fuentes y bibliografía. Entre esa documentación
también existe material gráfico de incalculable valor.
Para
celebrar el Día Internacional de los Archivos y la semana de los
Archivos resumiré una pequeña gran historia que supuso uno de los
hallazgos más curiosos y gratificantes en este sentido, durante mi
trayectoria profesional.
En el año 2009 tuve el placer de dirigir
durante meses, a pesar de múltiples contratiempos habituales por
desgracia en nuestra profesión, las excavaciones llevadas a cabo en la
Iglesia de San Juan Bautista de Burguillos del Cerro (Provincia de
Badajoz). Esto me permitió vivir en uno de los pueblos más bonitos de
Extremadura y de España en general, que por su enorme riqueza
patrimonial fue declarado Conjunto Histórico Artístico, donde tuve la
oportunidad de conocer gente maravillosa y entrañable que recuerdo con
mucho afecto. San Juan es un espacio religioso, con una larga secuencia
de ocupación que fue abandonado a finales del siglo XVIII, para ser
reutilizado como cementerio municipal durante el siglo XIX y
posteriormente utilizado como cuadra, e improvisado basurero, ya durante
el siglo XX.
Uno de los espacios excavados, el más singular, había
sido el elegido en el siglo XIV por Alfonso Fernández de Vargas, señor
de Burguillos del Cerro, como lugar de enterramiento, mandando esculpir
para este fin un magnífico sepulcro de mármol que aún conserva pequeños
restos de policromía a pesar de su mal estado de conservación. El
sepulcro, que pasó, años desmantelado en la capilla reutilizada como
establo, había sido trasladado hacía tiempo a un pequeño museo de la
localidad, en cuya entrada, en el suelo, se exponían sus fragmentos,
siendo evidente que faltaban algunas partes.
A pesar de su ausencia
en su lugar original, su presencia era constante durante el desarrollo
de los trabajos. Era habitual que algunos vecinos ya ancianos, en
algunos casos, me abordaran para contarme que cuando eran niños entraban
a escondidas en el lugar para jugar a machacar con piedras la figura
del "señor de La Higuera", como se le conoce en la localidad, lo que
explicaba bastante bien el estado de diversas partes de la escultura,
prácticamente desaparecidas. Otros, simplemente me preguntaban si
habíamos localizado lo "que estaba escrito encima del sepulcro", el
refrán "Olla que mucho fervió, su sabor perdió" y que los vecinos, y
otros eruditos, achacaban a un mensaje escrito por alguien en la
capilla, debido a una supuesta azarosa vida del personaje. Toda esta
atención me hizo buscar en mis escasos ratos libres información sobre la
figura de Vargas, pero más allá de su testamento, del que se
conservaban diversas copias por diversos pleitos en torno al señorío de
Burguillos después de su muerte, la información era muy escasa.
Especialmente interesantes eran las descripciones de algunos eruditos e
historiadores, que sucesivamente, ya desde el siglo XVII, habían
descrito parcialmente los restos de la tumba aportando interesantes
datos sobre su estado de conservación, o repitiendo los de sus
antecesores, por lo que uniendo todas estas piezas pude, con el paso de
los años, ir poco a poco completando el puzle.
Pero sin duda, la
pieza final para completarlo surgió por pura casualidad, cuando tiempo
después de terminar nuestro trabajo y una vez completada la restauración
del edificio las autoridades competentes decidieron trasladar al nuevo
espacio expositivo los restos conservados del sepulcro, ubicándolos en
su lugar original montados en un soporte. Esta visión de conjunto, a
pesar de las piezas que faltaban del sepulcro, nos permitió durante una
visita dar con la clave de la historia, a lo que se sumó el hallazgo en
las mismas fechas de un documento excepcional en el Archivo Histórico
de la Nobleza. Se trataba, nada más y nada menos, que de un dibujo
realizado a tinta, que aunque con un aspecto, podríamos definir como
casi infantil y esquemático, desglosaba el texto que rodeaba el
sepulcro, aunque con algunos errores de disposición. Este excepcional
documento, nos permitió realizar un análisis comparativo con los restos
conservados, pudiendo determinar que partes se habían perdido, y
pudiendo leer otras partes que hoy, por el deterioro del sepulcro, eran
prácticamente ilegibles y que indicaban que la disposición actual del
montaje del sepulcro no era del todo correcta.
El texto, que el
imaginario popular, también debido a noticias de eruditos anteriores que
ya no habían visto el sepulcro conservado en su totalidad, habían
relegado en ocasiones a una pared de la capilla, y que en realidad
nunca había desaparecido, tomó forma ante mis ojos, entre los restos
fragmentados y parcialmente conservados.
El famoso "Olla que mucho
fervió su sabor perdió", era en realidad parte del mensaje moralizante
que el propio Fernández de Vargas quiso dejar para todo aquel que viera
su tumba y que ya había sido recogido por algunos eruditos"...que quien
mucho fervió sabor perdió e non alcançó lo que codició" de la que solo
se conserva actualmente "que quien (...)e non alcançó lo que codició".
El hallazgo de este documento, y otras interesantes referencias en
torno a la figura de Vargas, cerraron un círculo abierto desde el 2009,
en una investigación muy personal cuyos resultados vieron la luz
finalmente en una publicación 10 años después. El resto del epitafio y
otros múltiples interesantes datos sobre la figura de Vargas, y el
significado del sepulcro y su lugar de enterramiento podéis encontrarlos
extensamente desarrollados en dicha publicación, disponible online: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7234826
Nos parece oportuno cerrar este post con el significado del mensaje de
Fernández de Vargas quiso dejar para el futuro y que a pesar de que sus
restos terminaran seguramente en algún osario y de los avatares vividos
por su tumba, finalmente, como él pretendía llegó hasta nosotros. Sabias
palabras que recomiendan no demorar en exceso los asuntos y que,
metafóricamente, indican que los trámites que se alargan y no siguen su
curso correcto, finalmente no llegan a buen término.
AMM