Día Internacional de los Archivos 2020: El caso de Alfonso Fernández de Vargas (Burguillos del Cerro, Badajoz)

09.06.2020

De cómo el hallazgo de un documento gráfico en un archivo cerró un círculo abierto 10 años antes:
El trabajo desarrollado, tanto en torno a la gestión del patrimonio, como en torno a la ilustración histórica de carácter científico o divulgativo está marcada por la consulta o generación de documentación de archivo. Para cualquier trabajo de esta índole es fundamental la consulta de abundantes fuentes y bibliografía. Entre esa documentación también existe material gráfico de incalculable valor.
Para celebrar el Día Internacional de los Archivos y la semana de los Archivos resumiré una pequeña gran historia que supuso uno de los hallazgos más curiosos y gratificantes en este sentido, durante mi trayectoria profesional.
En el año 2009 tuve el placer de dirigir durante meses, a pesar de múltiples contratiempos habituales por desgracia en nuestra profesión, las excavaciones llevadas a cabo en la Iglesia de San Juan Bautista de Burguillos del Cerro (Provincia de Badajoz). Esto me permitió vivir en uno de los pueblos más bonitos de Extremadura y de España en general, que por su enorme riqueza patrimonial fue declarado Conjunto Histórico Artístico, donde tuve la oportunidad de conocer gente maravillosa y entrañable que recuerdo con mucho afecto. San Juan es un espacio religioso, con una larga secuencia de ocupación que fue abandonado a finales del siglo XVIII, para ser reutilizado como cementerio municipal durante el siglo XIX y posteriormente utilizado como cuadra, e improvisado basurero, ya durante el siglo XX.
Uno de los espacios excavados, el más singular, había sido el elegido en el siglo XIV por Alfonso Fernández de Vargas, señor de Burguillos del Cerro, como lugar de enterramiento, mandando esculpir para este fin un magnífico sepulcro de mármol que aún conserva pequeños restos de policromía a pesar de su mal estado de conservación. El sepulcro, que pasó, años desmantelado en la capilla reutilizada como establo, había sido trasladado hacía tiempo a un pequeño museo de la localidad, en cuya entrada, en el suelo, se exponían sus fragmentos, siendo evidente que faltaban algunas partes.
A pesar de su ausencia en su lugar original, su presencia era constante durante el desarrollo de los trabajos. Era habitual que algunos vecinos ya ancianos, en algunos casos, me abordaran para contarme que cuando eran niños entraban a escondidas en el lugar para jugar a machacar con piedras la figura del "señor de La Higuera", como se le conoce en la localidad, lo que explicaba bastante bien el estado de diversas partes de la escultura, prácticamente desaparecidas. Otros, simplemente me preguntaban si habíamos localizado lo "que estaba escrito encima del sepulcro", el refrán "Olla que mucho fervió, su sabor perdió" y que los vecinos, y otros eruditos, achacaban a un mensaje escrito por alguien en la capilla, debido a una supuesta azarosa vida del personaje. Toda esta atención me hizo buscar en mis escasos ratos libres información sobre la figura de Vargas, pero más allá de su testamento, del que se conservaban diversas copias por diversos pleitos en torno al señorío de Burguillos después de su muerte, la información era muy escasa. Especialmente interesantes eran las descripciones de algunos eruditos e historiadores, que sucesivamente, ya desde el siglo XVII, habían descrito parcialmente los restos de la tumba aportando interesantes datos sobre su estado de conservación, o repitiendo los de sus antecesores, por lo que uniendo todas estas piezas pude, con el paso de los años, ir poco a poco completando el puzle.
Pero sin duda, la pieza final para completarlo surgió por pura casualidad, cuando tiempo después de terminar nuestro trabajo y una vez completada la restauración del edificio las autoridades competentes decidieron trasladar al nuevo espacio expositivo los restos conservados del sepulcro, ubicándolos en su lugar original montados en un soporte. Esta visión de conjunto, a pesar de las piezas que faltaban del sepulcro, nos permitió durante una visita dar con la clave de la historia, a lo que se sumó el hallazgo en las mismas fechas de un documento excepcional en el Archivo Histórico de la Nobleza. Se trataba, nada más y nada menos, que de un dibujo realizado a tinta, que aunque con un aspecto, podríamos definir como casi infantil y esquemático, desglosaba el texto que rodeaba el sepulcro, aunque con algunos errores de disposición. Este excepcional documento, nos permitió realizar un análisis comparativo con los restos conservados, pudiendo determinar que partes se habían perdido, y pudiendo leer otras partes que hoy, por el deterioro del sepulcro, eran prácticamente ilegibles y que indicaban que la disposición actual del montaje del sepulcro no era del todo correcta.
El texto, que el imaginario popular, también debido a noticias de eruditos anteriores que ya no habían visto el sepulcro conservado en su totalidad, habían relegado en ocasiones a una pared de la capilla, y que en realidad nunca había desaparecido, tomó forma ante mis ojos, entre los restos fragmentados y parcialmente conservados.
El famoso "Olla que mucho fervió su sabor perdió", era en realidad parte del mensaje moralizante que el propio Fernández de Vargas quiso dejar para todo aquel que viera su tumba y que ya había sido recogido por algunos eruditos"...que quien mucho fervió sabor perdió e non alcançó lo que codició" de la que solo se conserva actualmente "que quien (...)e non alcançó lo que codició".
El hallazgo de este documento, y otras interesantes referencias en torno a la figura de Vargas, cerraron un círculo abierto desde el 2009, en una investigación muy personal cuyos resultados vieron la luz finalmente en una publicación 10 años después. El resto del epitafio y otros múltiples interesantes datos sobre la figura de Vargas, y el significado del sepulcro y su lugar de enterramiento podéis encontrarlos extensamente desarrollados en dicha publicación, disponible online: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7234826
Nos parece oportuno cerrar este post con el significado del mensaje de Fernández de Vargas quiso dejar para el futuro y que a pesar de que sus restos terminaran seguramente en algún osario y de los avatares vividos por su tumba, finalmente, como él pretendía llegó hasta nosotros. Sabias palabras que recomiendan no demorar en exceso los asuntos y que, metafóricamente, indican que los trámites que se alargan y no siguen su curso correcto, finalmente no llegan a buen término.

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